En estos días de cofradía y jolgorio una imagen se repite en mi cabeza cada mañana, y, al contrario de lo que pudieran ustedes pensar, no es la de los nazarenos de la campana (que también! no en vano me echo la peoná en el callejón de la reja, unas 8 horitas de media sentá en silla de pala. Pero ya se sabe, sarna con gusto...) sino la de la secuencia famosa de Kubrick en la que le colocaban a un chavalito un artilugio diabólico en los ojos para que no pudiera cerrarlos. Me pregunto si se podrá adquirir el aparatito en el teletienda o algo... qué no puedo sustenerme los párpadus, paaaayo! mu malamente estas mañanitas laborales semanasanteras. En fin, todo sea por no currar en feria!!!! Me voy a tomarme un cafelito... A más ver!
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